Tus palabras como dagas,
calan hondo, me desangran.
Y su filo baña mi piel,
ya su punta clava mi sien.
Son certeras, hoy, tus flechas.
Soy el blanco de tu mal.
Mi corazón se queja,
es tu pena, su pesar.
Y si amor y dolor viajan de a dos
vení, llorá, que quiero ser vos.
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