Anhelan mis oídos
la melodía de tu voz,
desea con tu rostro
calmarse mi visión,
y mis manos vacías
esperan tu calor.
A través de tu mirada
hurgaré,
desentrañaré tu alma,
y sin pudor,
de tu exilio extraeré
tu corazón.
Extraño mecanismo
que dirá
cómo brilla
tu eternidad
entre tanta oscuridad.
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